El Aeródromo de La Serena ha enfrentado recientemente desafíos significativos debido a condiciones climáticas adversas, lo que ha reavivado el debate sobre la necesidad de una nueva terminal.
El actual concesionario de la terminal, Aeropuerto La Florida Sociedad Concesionaria S.A., tiene planes de ampliar el terminal existente, aumentando su tamaño de 3.000 a 8.900 metros cuadrados.
Esta medida busca hacer frente a la creciente demanda y mejorar la experiencia de los pasajeros mientras se continúa evaluando la necesidad de una posible reubicación del aeródromo.
Situado a poco más de 500 kilómetros al norte de Santiago de Chile, este aeródromo, construido entre 1947 y 1948, ostenta el título de uno de los más antiguos del país. Sin embargo, su infraestructura presenta deficiencias importantes: carece de aproximaciones de ILS y su pista de 1938 metros de longitud se encuentra enclavada en medio de la ciudad, rodeada por casas, cementerios, comercios y parcelas.
A pesar de estos desafíos, el aeródromo desempeña un papel crucial como terminal para uno de los destinos favoritos de los chilenos durante el verano. Además, sirve como puente aéreo hacia los observatorios astronómicos y viñedos vitivinícolas en el Valle del Elqui, gracias a su ubicación estratégica. No obstante, su localización en el corazón de La Serena ha suscitado cuestionamientos sobre su seguridad y conveniencia, especialmente en términos técnicos.
Este debate no es nuevo. En el año 2000, un informe técnico de la Dirección General de Aeronáutica Civil de Chile (DGAC) advirtió que el terminal aéreo no cumplía con las condiciones de seguridad necesarias para un emplazamiento de esa naturaleza. Se recomendó entonces su reubicación en Tongoy, ubicado a 56 kilómetros de La Serena y con conexión a la Panamericana 5. Sin embargo, esta propuesta fue recibida con críticas tanto de los residentes de Tongoy como de La Serena.
A lo largo de los años, diversas propuestas de traslado han sido presentadas, incluyendo el «Proyecto Bicentenario» presentado por el expresidente Ricardo Lagos en 2010, que contemplaba una inversión inicial de USD 50 millones. Sin embargo, ninguna de estas propuestas ha llegado a concretarse, y el tema sigue siendo motivo de controversia y debate tanto entre residentes locales como entre autoridades regionales.
