Airbus y DG Fuels (DGF) formaron una alianza estratégica para fortalecer la implementación y la cadena de suministros de combustible sostenible de aviación (SAF) en los EE.UU. DGF produce SAF con base en residuos de celulosa y fuentes de energía renovables.
La asociación apoya el objetivo de DG Fuels de lanzar el proceso de capital y alcanzar una decisión final de inversión (FID), prevista para principios de 2024, sobre la construcción de la primera planta SAF en Estados Unidos. En este contexto, Airbus y DGF han acordado que una parte de la producción de la primera planta beneficie a los clientes de Airbus.
«Los combustibles de aviación sostenibles desempeñan un papel crucial en la hoja de ruta de la descarbonización de la aviación. Estamos comprometidos a apoyar todos los esfuerzos que contribuyan a que estén disponibles a gran escala en todo el mundo. La asociación con DG Fuels apoya la aparición de una nueva vía tecnológica que permite la producción de SAF a partir de una gama más amplia de fuentes de residuos y desechos, primero en EE.UU. con un potencial de producción a gran escala en todo el mundo», señaló Guillaume Faury, CEO de Airbus.
La planta de DGF aspira a tener una capacidad de producción inicial de 120 millones de galones estadounidenses (454 millones de litros) de SAF al año, lo que podría ahorrar aproximadamente 1,5 millones de toneladas anuales de emisiones de CO₂ a partir de 2026.
Michael Darcy, presidente y CEO de DG Fuels, dijo: «el equipo de DGF está encantado de haber finalizado esta asociación de SAF con Airbus, y esperamos trabajar juntos para acelerar la instalación inicial de SAF en Luisiana y la posterior ampliación en varios lugares de Estados Unidos y más allá.»
Este proyecto está en consonancia con el programa SAF Grand Challenge, patrocinado por el Gobierno de Estados Unidos, cuyo objetivo es reducir costes, mejorar la sostenibilidad y ampliar la producción nacional de SAF.
El programa nacional pretende producir 3.000 millones de galones estadounidenses (11.300 millones de litros) de SAF al año, logrando al menos una reducción del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con el combustible convencional para 2030. El objetivo final es de lograr el 100% del consumo de SAF para 2050, lo que demandaría una producción anual de 35.000 millones de galones estadounidenses.