Finalmente, y tras meses de proceso, la autoridad aeronáutica colombiana –Aerocivil– aprobó la solicitud de integración de Viva y Avianca, lo que le permitiría a la Low Cost conservar puestos de trabajo y retomar sus vuelos.
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Si bien las condiciones bajo las cuales Viva recibe la confirmación de la aprobación no son las mejores ni las esperadas cuando se presentó la solicitud, la medida tendrá un impacto en toda la aviación comercial colombiana.
La compañía había indicado que continuaba negociando con sus acreedores pese al cese de operaciones, y el flujo de dinero de Avianca podría permitir en el corto plazo el retorno de los vuelos regulares de Viva.
Esta medida aliviará a los pasajeros afectados por su cierre, que se habían calculado en aproximadamente medio millón, y a los operadores que habilitaron vuelos especiales y asientos libres de costo.
La autoridad aeronáutica, sin embargo, no otorgó la aprobación sin condicionamientos: tal como se esperaba, debió atender las exigencias de los operadores que opusieron comentarios para asegurarse que la integración no genere interferencias en la competencia.
Por tanto, Aerocivil impuso que Viva-Avianca devuelvan frecuencias en la ruta Bogotá- Buenos Aires, que se liberen slots de operación en el aeropuerto de la capital colombiana, que se honren los pasajes adquiridos, que se mantenga el esquema low cost de Viva y que se establezca un límite de tarifas en las rutas donde la compañía integrada tenga el monopolio efectivo de operación.
Con Viva fuera del mercado, ¿Avianca continuará con el plan de integración?
La duda, sin embargo, se mantiene: ¿tiene sentido para Avianca inyectar capital en Viva e integrarla, o preferirá esperar a su colapso definitivo y adquirir -en caso de que pueda y quiera- los activos que conserven valor a precio de liquidación?
La respuesta no parece simple: si bien desde lo comunicacional Avianca mantuvo desde siempre que la única solución para Viva era la integración -aunque hay actores de la industria que manifiestan abiertamente que Avianca ya controlaba Viva desde 2022-, dejar morir a la empresa le permitirá conservar espacios aeroportuarios que había acordado resignar para hacerse con su control.
Hoy podría mantener esos codiciados slots de operación y las rutas que estaba dispuesta a sacrificar porque no hay aerolínea que salvar, en la realidad de la operación diaria. El lunes 13 de marzo Estuardo Ortiz, CEO de JetSMART, dijo que el holding sudamericano que es parte de Indigo Partners había abandonado la intención de comprarla.
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Por tanto, el futuro de Viva todavía es incierto: resta ver cuáles son las reacciones del mercado a la aprobación y cuáles son los próximos pasos de la low cost en Colombia.