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La última Reina: La despedida del Boeing 747, como nunca la viste

Esas extrañas cuestiones de los hemisferios: había salido de Buenos Aires en un tórrido verano y acá estaba, con un frío impiadoso en Everett, en la fábrica de Boeing, justo afuera de Seattle. Ya me había maravillado una ciudad que siempre sentí cerca, a pesar de que era la primera vez que la pisaba.

Ya había podido recorrer un poco de una de las mecas de la industria aeronáutica y cuna de un sonido que marcó mi adolescencia, que no tuvo mejor idea que ocurrir en los 90. Ver un viejo cartel de un barcito local donde tocaron Pearl Jam y Soundgarden la misma noche me había llevado a esa juventud y a una envidia en retrospectiva.

Ahí, en la ciudad de Boeing, los más grandes del grunge se juntaban a tocar cuando los veían cuarenta personas como mucho. Había una satisfacción, aunque llegaba a ese lugar 30 años tarde.

El otro gran hito que Seattle significaba para mí, era Boeing. Su fábrica y, por supuesto, su producto más icónico: el 747. Y la última Reina de los Cielos salía de la línea de producción para ser entregada a Atlas Air. Por respeto a todos los años que soñé conocer Everett y a la necesidad interna de estar en un momento absolutamente histórico, tenía que ir. Y acá estoy.

Llegar a Everett en el micro y recorrer con la vista los kilómetros de extensión de la fábrica de Boeing ya en sí era suficiente premio. Pero tras un rato de acreditaciones y revisiones, finalmente nos acercamos al N863GT. El último Boeing 747 construido de la historia.

En el evento se recorrió la historia del 747, de clientes actuales y pasados, de operadores y trabajadores. Estaban algunos de Los Increíbles, aquellos que trabajaron contrarreloj junto a Joe Sutter para diseñar y construir el primer 747. En el final, el hangar donde estaba la línea de producción se abrió para dejar ver al 863. No importó el frío, ni el viento helado: no hay temperatura cuando ocurre la historia.

Boeing 747
Boeing 747

A la mañana siguiente, nos juntamos en Paine Field para ver el último despegue del último vuelo de entrega. La fría mañana y las primeras luces del día peleaban en protagonismo con la Reina, que aguardaba paciente su hora de salida.

Cuando ya el sol empezaba a aparecer, se movió elegante hacia el arco de agua que la esperaba, y que le dio la despedida formal. Minutos después, el Boeing 747 despegó de Paine Field, y volvió para saludarnos.

Me quedó el resto del día y el día siguiente para recorrer, pero el objetivo estaba cumplido: había visto a la última Reina despegar de su casa. Al 747 le quedan todavía muchos años de operaciones. Pero esta última vez quedará para siempre en el recuerdo.

Pablo Díaz (diazpez)
Pablo Díaz (diazpez)
Director Editorial de Aviacionline. Ante todo, data-driven.

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