En las últimas semanas varios países alrededor del mundo, incluyendo Estados Unidos, Inglaterra, España e Italia, entre otros, avanzaron en el restablecimiento de medidas para mitigar la llegada de posibles pasajeros infectados de COVID provenientes de China, luego de que esta decidiera acabar con su política de «COVID cero» y programe la reapertura de sus fronteras.
Esto provocó la reacción de las aerolíneas, las cuales a través de la IATA manifestaron su «extrema decepción de ver este restablecimiento precipitado de medidas que han demostrado su ineficacia en los últimos tres años».
«Las investigaciones realizadas en torno a la llegada de la variante Omicron concluyeron que poner barreras a los viajes no suponía ninguna diferencia en el pico de propagación de las infecciones. Como mucho, las restricciones retrasaron ese pico unos días. Si surge una nueva variante en cualquier parte del mundo, cabría esperar la misma situación», señaló Willie Walsh, director General de IATA.
«Por eso los gobiernos deberían escuchar los consejos de los expertos, incluida la OMS, que desaconsejan las restricciones de viaje. Tenemos las herramientas para gestionar el COVID-19 sin recurrir a medidas ineficaces que corten la conectividad internacional, dañen las economías y destruyan puestos de trabajo. Los gobiernos deben basar sus decisiones en ‘hechos científicos’ y no en ‘políticas científicas'», concluyó.