Para el mes que viene se espera que Japón, Reino Unido e Italia firmen los acuerdos para fusionar sus programas F-X y Tempest, para desarrollar conjuntamente la próxima generación de sistemas de combate aéreos.
Según el sitio de noticias japonés Asahi News, fuentes gubernamentales les indicaron que la firma del acuerdo formal para el desarrollo conjunto del futuro caza de sexta generación, tendrá lugar el mes que viene.
El avión será desarrollado por Mitsubishi Heavy Industries de Japón y el gigante de defensa británico BAE Systems. También participará la principal empresa aeroespacial y de defensa de Italia, Leonardo.
IHI de Japón y el principal fabricante de motores de aviones de Gran Bretaña, Rolls-Royce, jugarán un papel central en el desarrollo de motores. La compañía Avio Aero de Italia, también tendrán una participación, aunque menor, en el desarrollo del motor de nueva generación.
Ni Tempest ni F-X, algo nuevo
La fusión de los dos programas se viene gestando desde hace algún tiempo, y podría ser entendido como una victoria de la diplomacia británica. Japón no podía completar el desarrollo del programa F-X en soledad y en primera instancia buscó en la norteamericana Lockheed Martin un socio industrial. Pero esa sociedad no prosperó, y es ahí cuando comienza a explorarse la intervención de la industria británica en el proyecto.
Lo primero que se buscó fue la entrada de Rolls Royce en el desarrollo del motor para el F-X, cuya investigación ya venía bastante avanzada, liderada por la compañía IHI y su prototipo XF-91.
Luego se decidió contratar a BAE Systems para que suplante en su rol de socio industrial a Lockheed Martin. Se esperaba que ayude con el diseño de la aeronave y pusiera a disposición su tecnología y conocimientos en materia de baja detectabilidad.
Siguió el proyecto JAGUAR, en el cual Japón y Reino Unido firmaron una Carta de Acuerdo (LOA) para llevar a cabo una investigación cooperativa sobre una nueva tecnología de sensores de nueva generación, que sería aplicada en el Tempest y F-X.
Pero en Londres, más que un buen negocio con Japón, querían involucrarlos en su propio programa de caza de sexta generación, el FCAS/Tempest, en el que estaban asociados también Italia y solo en un principio, Suecia.
El siguiente paso hacia la fusión de los programas fue que Tokio y Londres decidieron desarrollar un fuselaje común para ambos aviones. El objetivo era reducir los costes, porque los requisitos para el nuevo caza de la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón (JASDF) y de la Real Fuerza Aérea (RAF), son casi idénticos.
Este camino de acercamiento siguió su derrotero lógico, que es la unificación de los esfuerzos bajo un mismo programa. Todo indica que se buscaría una participación equitativa entre el Reino Unido y Japón, siendo Italia el socio minoritario.