KLM dio esta semana una auténtica vuelta al mundo al volar de nuevo directamente a Tokio desde su hub de Ámsterdam. Resulta que el vuelo tiene que tomar una ruta especial como consecuencia del cierre del espacio aéreo ruso.
El martes 1 de noviembre, un vuelo sin escalas de KLM partió de Schiphol hacia el aeropuerto de Narita por primera vez en mucho tiempo. Se realizó en un Boeing 787-9 Dreamliner con matrícula PH-BHH, que tuvo que hacer un gran desvío para evitar el espacio aéreo ruso, el cual está cerrado a las compañías europeas, al igual que los cielos europeos prohibieron los vuelos de las aerolíneas rusas tras la invasión de Ucrania.
En la ida, el vuelo bordeó el territorio ruso desde el sur, pero fue el camino de vuelta el que más llamó la atención. Debido a diversas circunstancias, como la dirección del viento, el vuelo de Tokio a Schiphol se dirigió hacia el este, sobre el Océano Pacífico, se acercó al Círculo Polar Ártico y pasó por encima del «cinturón de fuego» volcánico. Además, durante el viaje, el sol se puso dos veces.
KLM se preparó para este vuelo muy particular, que se llevó a cabo con cuatro pilotos que se turnaron. Además, para la operación se publicó un boletín interno especial en colaboración con los distintos centros de control del tráfico aéreo para familiarizar a los pilotos con los procedimientos que debían seguir en ruta.
La aerolínea operará dos veces por semana entre Schiphol y Narita, saliendo de la capital de los Países Bajos los martes y sábados, regresando los miércoles y domingos.
Hubiera sido interesante que digan cuanto tiempo duró el vuelo