A fines de septiembre, Boeing dejaba saber que la intención de la compañía era conseguir una extensión a la fecha límite del 31 de diciembre de 2022, momento a partir del cual una nueva ley le impediría certificar a las variantes -7 y -10 del 737 MAX sin la incorporación de un sistema integrado de alertas que traería consecuencias enormes para los operadores y potenciales clientes de las variantes.
Como destacábamos en esta nota, el 1 de enero de 2023 entrará en vigor la Aircraft Certification, Safety and Accountability Act (ACSAA), que endureció las condiciones de certificación de aeronaves después de la controversia que se abrió en relación con la laxitud de los controles de la FAA sobre el proceso de revisión y aprobación para la obtención del certificado tipo.
La ley ACSAA establece que cualquier avión certificado a partir del 1 de enero de 2023 deberá cumplir con la regulación vigente sobre sistemas de alerta para la tripulación. Boeing creó e instaló un sistema llamado EICAS: Engine Indicating and Crew Alerting System. Airbus tiene el propio, llamado ECAM (Electronic Centralized Aircraft Monitor).
Los dos sistemas son centrales en la operación, ya que permiten presentar información en tiempo real del estado de la aeronave y disparan alertas que pueden derivar en la ejecución automática de listas de control -los conocidos checklists- y sugieren acciones a tomar, aliviando la carga de la tripulación.
Incorporar dichos sistemas implica entrenamiento adicional, algo que destruye el principal argumento de ventas del 737 MAX: la transición transparente -y económica- del Next Generation a los nuevos modelos.
De acuerdo con lo reportado por David Shepardson para Reuters, la presión del fabricante no estaría dando frutos: la última versión del proyecto de ley de presupuesto de defensa no contiene ninguna enmienda que permita tratar la extensión del plazo estipulado por la ley ACSAA.
Si bien, dice Shepardson, existen otras instancias en las que dicha enmienda puede ser agregada, las chances se reducen y los tiempos se acortan. Ya sin posibilidades técnicas de certificar los aviones antes de la mitad del año que viene, Boeing depende sí o sí de una extensión del plazo para presentar los aviones como están o empezar a incorporar el sistema EICAS y romper la cadena de transición transparente con la incorporación de entrenamiento específico sobre este nuevo sistema de vuelo.
Southwest, uno de los principales clientes de Boeing y uno de los más tenaces a la hora de reclamar por esa transición sin entrenamiento adicional, había manifestado la semana pasada que apoyaba la idea del fabricante de no incorporar el EICAS porque crearía una «diferencia en la experiencia de cabina» que sería perjudicial para las tripulaciones. Dos juegos de reglas distintos para las variantes podrían incrementar la confusión durante fases críticas de vuelo.
Con aproximadamente 1000 pedidos pendientes de las variantes -7 y -10, Boeing se juega una carta muy importante en lograr la extensión del plazo de certificación con las condiciones actuales. Probablemente sea una de esas veces en las que el futuro de una compañía aeroespacial no se juega en una mesa de diseño, y sí en un escritorio bien lejos de la fábrica.
Perdona Pablo pero el futuro de boeing lo han tomado ellos haciendo trampas y poniendo en riesgo la vida de todos nosotros ahora ajo y agua .
Totalmente de acuerdo Cristobal. Opino que congreso de EU.UU. esta actuando muy bien al no dar prorrogas.
Quien les pago para estar haciendo este tipo de comentarios ? Airbus ? Gente como ustedes que opina con total ignorancia del tema.
Querido amigo, ignorancia o no, es un tema de seguridad, que debe ser resuelto con toda transparencia y no con ligeresas ocultas. Dios no quiera que tú y tu familia estén volando en un AirLyon.