Elon Musk quiere proveer conexión a internet a aeronaves comerciales en vuelo a través de los satélites Starlink, desarrollados por SpaceX.
Con ese objetivo en mente, recientemente se realizó una demostración de las capacidades de la tecnología a bordo de un avión de la aerolínea regional estadounidense JSX Air, el primer cliente en utilizar el servicio. El vuelo entre Burbank y San José, en California, marcó el inicio de la apuesta del empresario e inversionista por liderar un negocio que encabezan las empresas Intelstat y Viasat, que actualmente brindan servicio a miles de aeronaves.
La mayoría de los servicios de internet satelital provienen de satélites geoestacionarios únicos que orbitan a más de 35 mil kilómetros sobre la superficie terrestre. Por su parte, Starlink suministra conexión de banda ancha desde una constelación de satélites pequeños ubicados en la órbita terrestre baja. Los aparatos dan la vuelta completa al planeta en entre 90 y 120 minutos. Como resultado, el tiempo de transferencia de datos entre los usuarios y los satélites, conocido como latencia, es menor.
De esta forma, la empresa de Elon Musk puede proveer conexión de banda ancha en poblados rurales que tradicionalmente no tenían acceso a este tipo de servicios. Se trata, de hecho, del principal objetivo declarado de Starlink, que busca llevar conectividad a áreas poco accesibles y brindar servicios competitivos allí donde ya trabajan otros proveedores.
Sin embargo, una de las debilidades de los satélites pequeños radica en su menor capacidad, que puede generar dificultades en la provisión de señal para aeronaves de gran porte volando en rutas con mucho tráfico aéreo. Desde SpaceX aseguran que la rapidez con la que el sistema está evolucionando podría ofrecer grandes mejoras en el corto plazo.
Recientemente, autoridades regulatorias estadounidenses se refirieron a los satélites de Stalink como una «tecnología aún en desarrollo» al rechazar una subvención gubernamental de 866 millones de dólares al servicio. No obstante, la compañía destacó el acuerdo celebrado el pasado abril con Hawaiian Airlines, a partir del cual brindará el servicio a sus aeronaves, como un ejemplo de la confianza de la industria.
El vuelo de prueba
Durante el vuelo de prueba que se realizó la semana pasada, se registraron velocidades de transmisión superiores a los 100 megabits por segundo, una cifra considerablemente mejor que la del promedio actual en aviones comerciales. La aplicación Ookla midió la velocidad, que era más que suficiente para transmitir vídeos de plataformas de contenido bajo demanda, así como para participar de llamadas de video de plataformas de mensajería instantánea y navegar en línea libremente.
Si bien sólo viajaban doce personas en la aeronave, la utilización de otros dispositivos aumentó la demanda hasta alcanzar picos equivalentes a un vuelo que transporta entre veinte y treinta pasajeros. Parece poco en comparación con las casi trescientas, o más, personas que puede albergar un avión de fuselaje ancho. Sin embargo, la tecnología evoluciona rápidamente y las perspectivas en el corto plazo son muy positivas.
«Estoy encantado», dijo Alex Wilcox, director general de JSX Air, al probar el servicio de internet a bordo. «Ha superado mis expectativas», aseguró.
La implementación del servicio satelital de Starlink en la flota de Hawaiian Airlines podría suponer un nuevo e importante paso en dirección a la adopción de este tipo de conectividad por parte de grandes operadores aéreos. La aerolínea declaró que equipará a sus Airbus A330-200 y A321-200neo, así como a sus futuros Boeing 787-9, con receptores de señal de los satélites de la empresa de Elon Musk.
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