El 26 de Junio de 1948 comenzaba la mayor operación humanitaria de la historia, posteriormente conocida como The Berlin Airlift (el puente aéreo de Berlín), que impidió que Berlín Occidental capitulara ante el bloqueo soviético.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el reparto de Alemania
Al final de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas militares estadounidenses, francesas, británicas y soviéticas se dividieron y ocuparon Alemania y la capital, Berlín, en cuatro zonas administrativas que controlaban.
Berlín estaba situada en el interior de la Alemania oriental controlada por los soviéticos. Estados Unidos, el Reino Unido y Francia controlaban las zonas occidentales de la ciudad, mientras que las tropas soviéticas controlaban el sector oriental.
Cuando la alianza de guerra entre los Aliados occidentales y la Unión Soviética terminó y las relaciones amistosas se volvieron hostiles, la cuestión de si las zonas de ocupación occidentales de Berlín permanecerían bajo el control de los Aliados occidentales o si la ciudad sería absorbida por la Alemania oriental controlada por los soviéticos, condujo a la primera crisis de Berlín de la Guerra Fría.
La Guerra Fría tiene su debut
El 24 de junio de 1948, cuando las potencias occidentales implementaron una reforma monetaria contra la voluntad de la Unión Soviética e introdujeron como moneda el marco alemán, se inició el bloqueo del sector occidental de Berlín. Así comenzaba la primera crisis de la Guerra Fría.
Stalin estaba preocupado por la existencia de esta ciudad capitalista, situada justo en el centro de su zona de ocupación, que probablemente sería poderosa y agresivamente antisoviética.
Y la introducción del marco alemán como moneda común, reforzaría la política de reunificación alemana promocionada por occidente, cosa que no gustaba para nada a Moscú, que había sufrido sendas invasiones germanas durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, y no iba a permitir que recuperan sus fuerzas.
Desde las 6 de la mañana, las fuerzas soviéticas bloquearon el acceso por ferrocarril, carretera y agua a las zonas de Berlín Occidental. Los sectores de la ciudad controlados por EE.UU., Reino Unido y Francia, quedaron aislados, como una pequeña isla en medio de un mar rojo.
Berlín Occidental, sitiada, debía ceder e integrarse con el resto de la Alemania controlada por la Unión Soviética, o afrontar de nuevo el horror del hambre, que no les era desconocido.
Puente Aéreo a Berlín
En un principio, los aliados pensaron en enviar convoyes armados, pero ingresar en territorio soviético era una declaración de guerra de facto. Del mismo modo, que la URSS impidiera el abastecimiento por aire también lo sería, por lo que el tráfico aéreo no fue interrumpido.
De acuerdo a los términos de la división de Alemania, los aviones cargueros no serían considerados aviones de guerra, aun cuando los operaban tripulaciones pertenecientes a las distintas fuerzas aliadas.
Al momento de iniciar el bloqueo, Berlín tenía comida para 36 días, y carbón para 45. El cálculo total que se había hecho era que proveer a la población Berlinesa requería 5000 toneladas diarias de harina, cereales, trigo, carne, pescado, papas, azúcar, café, leche, levadura, vegetales, sal, queso, carbón y combustible. Todo ese material debía ahora ser abastecido por aire.
El 26 de junio comenzaron los primeros vuelos de suministro desde Fráncfort y Wiesbaden hasta Berlín, dando inicio a la mayor operación humanitaria de la historia.
Los cielos de Berlín volvían a cubrirse de aviones, pero esta vez, tres años después del final de la Segunda Guerra Mundial, el rugido de aviones en el cielo no significaba desastre, sino salvación. Aviadores estadounidenses y británicos traían comida y carbón a la parte occidental de la ciudad.
Estados Unidos lanzó la «Operación Vittles» (víveres, en alemán) el 26 de junio, y el Reino Unido hizo lo propio dos días después con la «Operación Plainfare».
Pronto quedó claro que para abastecer a más de dos millones de personas en la parte occidental de Berlín, debían aterrizar tantos aviones como fuera posible. Los aliados aprovecharon al máximo la capacidad de sus tres corredores aéreos. Los «bombarderos de pasas» (término que utilizaban los alemanes porque los pilotos traían golosinas para los niños) aterrizaban a cada minuto, eran descargados rápidamente y volvían a despegar. Así llegaron cada día las indispensables 5000 toneladas de ayuda humanitaria necesarias para la supervivencia de la Berlín no soviética.
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Inicialmente la operación de puente aéreo se planificó para una duración de 45 días, pero la contante negativa soviética de reabrir los corredores terrestres, forzó a la continuación y refuerzo de la entrega de suministros por aire, a proporciones inimaginables.
Unos 300 aviones estaban en uso constante, un avión despegaba y aterrizaba en la ciudad cada 90 segundos Con el tiempo, la logística aérea se hizo más eficiente que incluso la del ferrocarril. En un momento dado, los aviones de la Fuerza Aérea y la Marina estadounidense aterrizaban en el aeropuerto de Tempelhof cada 45 segundos.
El domingo de Pascua del 17 de abril de 1949, la constante procesión de aviones logró entregar 13.000 toneladas de carga, incluyendo el equivalente a 600 vagones de carbón, ¡todo en un solo día!
Según datos del Departamento de Defensa de EE.UU. las tripulaciones estadounidenses realizaron más de 189.000 vuelos, con un total de casi 600.000 horas de vuelo y más de 92 millones de millas recorridas (148 millones de km).
Durante casi un año (fueron 322 días) el puente aéreo a Berlín entregó 2,3 millones de toneladas de mercancías, para lo cual hicieron falta 278.000 vuelos.
Aviones y tripulaciones de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia participaron del puente aéreo. De parte de la Commonwealth se utilizaron más de 150 Dakotas, y 40 Avro York. EE.UU., por su parte, desplegó decenas de Douglas C-47 Skytrain, y la abrumadora suma de 447 aviones de carga Douglas C-54 Skymaster.
La crisis terminó el 12 de mayo de 1949, cuando el Gobierno soviético admitió que la jugada le había salido mal, y levantó el bloqueo del acceso terrestre a Berlín occidental.
Al menos 78 personas murieron en la operación – 39 británicos, 31 estadounidenses y al menos ocho alemanes. En 1951 se levantó un monumento frente al aeropuerto de Tempelhof para conmemorar a estas personas, de las primeras víctimas de la Guerra Fría.