Según múltiples fuentes, se espera que Steve Dickson, administrador de la FAA, dimita a partir del 31 de marzo. Los informes indican que Dickson dejará su cargo para «pasar más tiempo con la familia».
El mandato de Dickson no fue una tarea fácil: fue nombrado por Donald Trump justo después del segundo accidente del Boeing 737 MAX, que llevó a una suspensión de operaciones de los aviones durante dos años. Las secuelas del accidente y la posterior crisis de Boeing -que se extendió a los programas 787, KC-46 y 777X- supusieron un momento duro para él al frente del principal regulador de seguridad aérea de Estados Unidos.
Los accidentes del MAX minaron gravemente la confianza en el proceso de certificación de los aviones, lo que obligó a la agencia a eliminar los permisos concedidos anteriormente a Boeing para autocertificar sus aviones. Esta medida supondrá un importante reto para los técnicos de la FAA, que tendrán que hacer frente a las deficiencias de conocimiento de la tecnología propia.
El propio Dickson, como antiguo piloto del 737, voló en el MAX durante la campaña de vuelos de recertificación. Aunque se necesitarán años para recuperar la confianza, el liderazgo de la FAA envió un mensaje de «no dejaremos que esto se repita» al público que demostró ser más que necesario.
La evolución de la COVID-19 a lo largo de 2020 y 2021 ha sido un reto en sí mismo: desde un escenario complejo y cambiante a cada hora hasta aerolíneas que se quedan sin fondos, trabajadores de la aviación que son despedidos en masa y una miríada de pasajeros revoltosos que luchan contra los mandatos de las máscaras y la atención básica, los dos años y medio de Dickson al frente de la FAA representarían 15 años para cualquier otro administrador.
Según The Wall Street Journal, se espera que la dimisión de Dickson se anuncie tan pronto como el próximo jueves. Ni la agencia ni el Departamento de Transporte han hecho ningún comentario.
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