El 6 de mayo de 1977 despegó el que se convertiría en uno de los Boeing 747SP más sorprendentes jamás construidos por la industria estadounidense.
Bautizado como ‘Clipper Lindbergh’, la aeronave matrícula N536PA voló durante 9 años con los colores de Panam, la más grande e importante compañía norteamericana de la época, antes de ser adquirido por United Airlines, donde permaneció hasta octubre de 1997.
Cuando United dejó de querer a la unidad, apareció un comprador inesperado y terminó en manos de la NASA. Y su destino no pudo ser mejor, ya que la agencia espacial de Estados Unidos lo mantiene en vuelo hasta hoy en un oficio bastante noble, sirviendo como un auténtico telescopio volador para la investigación espacial en colaboración con el Centro Aeroespacial Alemán (DLR).
SOFIA:
SOFIA es el acrónimo que la NASA creó para el Observatorio Estratosférico para la Astronomía Infrarroja. En pos de convertir el Jumbo en un observatorio volante, la agencia recurrió al asesoramiento de Raytheon, una empresa de vanguardia con sede en Virginia, especializada en inteligencia e información, y a una asociación con el gobierno de Alemania.
Desde el exterior, el Boeing 747 de la NASA se parece mucho a cualquier otro. Pero basta con hacer foco en la parte trasera del fuselaje para darse cuenta de una de las principales modificaciones introducidas en el jet de 4 motores: la puerta corrediza, de 5,5 metros de alto por 4,1 de ancho, que se abre durante el vuelo.
Cuando se realiza la apertura, aparece un telescopio infrarrojo de 17 toneladas en su fuselaje, que está fijado detrás de una mampara presurizada. Lógicamente, este mecanismo fue construido de esta manera para conservar el interior de la aeronave presurizado, con el objetivo de que los científicos a bordo mantengan la comodidad.
De acuerdo a lo reportado por nuestro medio asociado Aeroin, el punto focal del telescopio se encuentra en la sección presurizada de la aeronave, al igual que la zona principal de control de la misión y de operaciones científicas. La mayoría de los asientos del SOFIA fueron retirados, dejando sólo unos 20 para los científicos.
Por su parte, el telescopio fue diseñado para soportar las turbulencias más severas. Para no sufrir daños, su estructura le permite ‘flotar’ (moverse sobre su base) y evitar que haya golpes a bordo.
Así, el Jumbo se eleva a kilómetros de altura y los científicos pueden observar el universo con mucha más claridad, sin la influencia de gran parte de la densa y contaminada atmósfera inferior de la tierra.
Contrataciones
El Boeing 747 SOFIA continúa a toda máquina en sus misiones desde Alemania y Estados Unidos, permitiendo la captación de imágenes que conducen a importantes descubrimientos científicos, como el pasado octubre de 2021, cuando se anunció que el laboratorio volante permitió la primera visión clara de una etapa de formación estelar.
Y con toda esta importancia para la comunidad científica mundial, el Instituto alemán SOFIA (DSI) anunció el lunes, que tiene como objetivo contratar algunos profesionales específicos para componer los equipos del proyecto.
Wir suchen Dich für unser @SOFIA_DSI – Team in Kalifornien!
•Elektroingenieur*in
•Embedded Firmware Entwickler*in
•Ingenieur*in für astronomische Instrumente
•Regelungstechnik-Ingenieur*inhttps://t.co/nsDmhQDnak
Bewirb dich bis zum 1. März 2022@DLR_de @Uni_Stuttgart pic.twitter.com/ezq3L9h8cN— Deut. SOFIA Institut (@SOFIA_DSI) January 31, 2022
Según DSI, se buscan los siguientes profesionales para trabajar en la base de California:
- Ingeniero eléctrico.
- Desarrollador firmware embebido.
- Ingeniero de instrumentos astronómicos.
- Ingeniero de control.
El instituto, con sede en la Universidad de Stuttgart, recibirá solicitudes para las vacantes hasta el 1 de marzo de 2022, desde su página web oficial.