No es sorpresa que 2021 fue un año malo para la aviación a nivel global, sin embargo para muchos actores se empezó a ver una tímida recuperación. En el caso de Boeing, esa recuperación se vio en el último trimestre pero no evitó una pérdida de 4.300 millones de dólares, empujada principalmente por los problemas de producción de sus aviones.
En el caso del 787 Dreamliner, los costos acumulados en este período llegaron a los 5.500 millones de dólares. El KC-46 Pegasus, cuándo no, registró una previsión por problemas de producción de 402 millones.
Por primera vez en años, las buenas noticias las aporta el 737 MAX: el ritmo de producción ya está en 26 aviones por mes y llegará a 31 antes de fin de año. La recertificación china, cada vez más cerca, impulsará la reducción rápida del backlog. El flujo de caja de Boeing sinitó el impacto positivo de reanudar las entregas y generó el primer trimestre positivo desde el principio de 2019.
Los cargos por el 787 Dreamliner incluyen una amortización de 3.500 millones de dólares para cubrir compensaciones a las aerolíneas por los retrasos en las entregas, y 2.000 millones en costos de fabricación derivados del bajo ritmo de producción y de la reelaboración de aviones ya terminados.
En un memorando interno enviado a los empleados el miércoles por la mañana, Calhoun dijo que ve el golpe financiero del 787 como «una inversión a largo plazo.»
Mientras tanto, el KC-46 sigue generando pérdidas. El sistema de visión remota (RVS) sigue generando demoras y amortizaciones, y de acuerdo a los términos del contrato de precio fijo firmado con la USAF, hasta que la fuerza no apruebe el avión y todos sus componentes, Boeing deberá pagar los sobrecostos con sus fondos.
Hasta el momento, la cuenta llega a 5.000 millones de dólares, y si bien se espera que el RVS se complete este año tras el rediseño, el daño está hecho y es poco probable que el KC-46 como producto satisfaga las expectativas económicas de la compañía.
Boeing vuelve a decidir dar por perdido el año y cargar las amortizaciones de sus programas conflictivos -las del MAX y del 777X las había cargado a 2020- con la esperanza de que 2022 sea finalmente, y después de una buena cantidad de años, un período de ganancia.