Fiscales federales estadounidenses informaron que planean acusar penalmente a Mark Forkner, jefe técnico del grupo de pilotos de prueba durante el desarrollo del 737 MAX. Como tal, era el principal contacto entre la Administración Federal de Aviación (FAA) y Boeing. Una de sus principales tareas fue confeccionar el plan de adaptación de los pilotos al nuevo modelo.
Según reporta Wall Street Journal, aún no se conoce que imputación recaerá sobre Forkner. David Gerger, abogado del individuo, dijo que su cliente «no pondría en peligro a otros pilotos o pasajeros». Forkner, veterano de la USAF, renunció a su empleo en Boeing en 2018 para pasar a trabajar a Southwest Airlines, donde estuvo hasta el año pasado.
Personas familiarizadas con el asunto señalan que los fiscales se centraron en dos empleados: Forkner y otro ex piloto de Boeing, Patrik Gustavsson, que también tuvo contacto con la FAA durante el desarrollo del modelo. Durante una investigación del Congreso, se descubrió que Forkner persuadió a la FAA para que aprobaran la exclusión de los detalles de un nuevo sistema de control de vuelo -conocido como MCAS- de los manuales del 737 MAX. En los mensajes de chat publicados por los investigadores del Congreso, Forkner sugería «no haber dicho a los reguladores que los ingenieros de Boeing habían hecho más poderoso e intrusivo el sistema MCAS y que los pilotos tendrían más probabilidades de encontrar su activación durante el vuelo».
Boeing admitió en un acuerdo en enero que dos de sus empleados -cuyos nombres no trascendieron- conspiraron para defraudar a la FAA sobre el 737 MAX. En este convenio Boeing reconoció que sus empleados «ocultaron intencionadamente» el sistema MCAS a la FAA.