Durante el 2020 se completó el desarrollo del recubrimiento de material absorbente de energía radar (RAM), o pintura sigilosa nacional, que comenzará a ser aplicado a los prototipos del KF-21 Boramae.
Aunque el Boramae (cuyo rollout fue en abril) parezca un hermano menor del F-22 Raptor, lo cierto es que todavía no es un caza de 5ta generación, pero va camino a serlo. Una de las características necesarias para ser considerado como un avión perteneciente a esa categoría, es la de poseer una baja firma radar transversal (RCS, por su sigla en inglés).
Para conseguirlo, se debe recurrir a un cuidadoso diseño de las superficies, que refracten las ondas de radar lejos del emisor enemigo (es por eso que los cazas stealth se parecen entre sí), poseer bahías de armas internas, construir la estructura del avión con la menor cantidad de metales posibles (el metal tiene grandes propiedades reflejantes de ondas radar) y recubrir la aeronave con materiales o pinturas que tengan la cualidad de absorber la energía de las ondas de radar.
El programa del KF-21 se pensó para ir dando respuesta a todas estas exigencias de manera evolutiva; siendo el primer paso, el diseño general del avión; y el segundo, la pintura RAM, que ya estaría lista para aplicarse.
Según el sitio coreano dongA.com, la pintura RAM se habría terminado de desarrollar el año pasado y su rendimiento fue probado sobre partes de las estructuras construidas para los prototipos del KF-21.
KAI, fabricante del KF-21, habría contratado a una empresa local para desarrollar la pintura stealth que será aplicada a los diversos prototipos, los que realizarán más de 2.200 vuelos de prueba durante 4 años, luego de completar las pruebas en tierra.
La pintura aplicada a la superficie del fuselaje es una de las tecnologías centrales del avión furtivo. La razón por la que las autoridades comenzaron inicialmente a desarrollar pinturas RAM en Corea fue porque no era fácil introducirlas desde el extranjero debido al secreto que rodea a este tipo de tecnologías estratégicas.
Las autoridades coreanas creen que esta pintura desarrollada en el país aumentará en gran medida la “tasa de discreción” del Boramae, lo que reduce la posibilidad de ser detectado por el radar enemigo.
El F-35A, el estándar de facto de un caza de 5ta generación, tiene una sección transversal de radar (RCS) de 0,001 m2 (como el de una pelota de golf); y el F-22 ‘Raptor’ llega a 0,0001 m2 (como el de un insecto). A fines prácticos, cuanto menor será el RCS, menor será la distancia a la que un radar pueda detectar a la aeronave.
Según fuentes consultadas de la industria, un KF-21 con la pintura RAM nacional aplicada «no es tan bueno como los cazas de quinta generación como el F-35A, pero la tasa de detección será significativamente menor que la de los cazas de la existentes en la Fuerza Aérea como el KF-16».
Y esto está bien. Los primeros ejemplares que se entreguen del nuevo caza coreano pertenecerán a la 4,5 generación, como un Rafale o un Super Hornet, pero irá evolucionando en los lotes sucesivos para alcanzar la 5ta generación como un F-35. Es más, KAI y el Gobierno de Corea del Sur aseguraron que desarrollarán tecnologías de cazas de 6ta generación, muchas de las cuales serán aplicadas al KF-21, por lo que se le augura un largo futuro al Boramae.
Indonesia reafirma su compromiso, pero no hablemos de dinero
La otra gran novedades, es que los técnicos indonesios estarían volviendo a Corea para continuar trabajando como socios del programa KF-X.
Como parte del acuerdo entre los 2 países, Indonesia se debía hacer cargo de los costos del 20% del programa (de un costo total estimado en 7.800 millones de dólares), a cambio de la transferencia de tecnología necesaria que les permitirá en el 2026, cuando el caza esté listo, producir 50 unidades en su país. A su vez, 114 técnicos de ese país se encontraban en Corea trabajando en el programa. Pero todos ellos fueron llamados a volver a casa en marzo del año pasado, debido a la pandemia del Covid.
La oficina de la Administración de Programas de Adquisición de Defensa de Corea del Sur (DAPA, por su sigla en inglés) informó que 33 técnicos indonesios solicitaron en la embajada la visa para trabajar en el país. Se espera que se reincorporen al proyecto este mismo mes. El número de personal indonesio que vuelva para seguir trabajando en el KF-21 podría llegar a 100.
«Recientemente, el gobierno indonesio reafirmó su continua participación en el desarrollo conjunto del KF-21/IF-X y solicitó que el personal técnico indonesio pueda regresar a Corea lo antes posible para continuar la cooperación», se lee en el comunicado de prensa de DAPA.
Sin embargo, aúno no hay noticias de que Yakarta tenga intensión de regularizar sus pagos atrasados. Hasta ahora, solo pagó la cuarta parte de lo pactado con Seúl. Y al mismo tiempo, tiene pendiente de la firma un contrato con Francia para la adquisición de 36 Dassault Rafale.
La vuelta del personal técnico indonesio a Corea es una buena señal. Pero mientras no se tenga un arreglo en firme sobre las responsabilidades económicas de cada socio en el programa, es solo eso, una señal.