Diez pasajeros. 7800 kilómetros. Mach 1,4. Londres-Nueva York en tres horas. Si no hubiera existido el Concorde hubiéramos dicho que el vuelo comercial supersónico era demasiado bueno para ser cierto.
Más de una vez la industria buscó desesperada un elemento disruptivo. Lo sigue buscando hoy, entre renders cercanos a lo imposible, proyectos mejor o peor armados, tecnología que existe en los papeles y una horda de fondos ávidos de participar en el último gran negocio que todavía nadie vio.
Movilidad urbana con vehículos eléctricos autónomos, aviones a hidrógeno, cualquier cosa funciona para crear una burbuja tecnológica y poner patas para arriba inversores con FOMO (Fear Of Missing Out) hasta que caiga una moneda.
Una de estas burbujas es, sin dudas, la del reemplazo del avión comercial más bello jamás construido. Un día alguien levantó una baldosa y abajo había unas cuantas start-ups tratando de crear el Concorde 2.0: más rápido, más ecológico y más barato. Boom con el Overture, Aerion con el AS2, Spike Aerospace con el S-512. O El HyperMach HyperStar, que levantó mucha polvareda en 2011 con su proyecto de avión comercial de 36 plazas a Mach 5, y que levantó campamento en algún momento de 2017 y dejó el tendal. Y algún que otro proyecto que no pasó del Powerpoint.
Esta semana, la burbuja tuvo un severo pinchazo: Aerion, uno de los proyectos mejor armados y con el respaldo de -cuándo no- Boeing, empezó a informar a sus clientes que no pudo reunir el capital necesario para el desarrollo y no podrá continuar operando.
Consultada por Private Jet Card Comparisons, Aerion dijo: “En el entorno financiero actual, quedó demostrado que es un gran desafío cerrar acuerdos para cumplir con los nuevos requisitos de capital programados y necesarios para finalizar la transición del AS2 a la producción. Dadas estas condiciones, Aerion Corporation ahora está tomando las medidas adecuadas teniendo en cuenta el entorno financiero actual.»
Atrás quedó la «significativa inversión» de Boeing, que ya el año pasado había desarmado los equipos de ingenieros que estaban trabajando en el AS2. Atrás quedaron los 20 aviones pedidos por FlexJets, y los 20 de NetJets.
A 120 millones por aparato, todavía faltaba conocer de quién eran los 620 aviones restantes que Aerion decía tener en cartera entre pedidos firmes y opciones, totalizando 80.000 millones de dólares en activos. O algo así.
Atrás queda el Aerion Park, un complejo de 300 millones de dólares en Florida que iba a generar 700 empleos. Nada de eso va a pasar.
El contexto de pandemia fue un factor insalvable para Aerion Corporation, que guardará los renders para otro momento en el que el vuelo supersónico sea técnicamente asequible y financieramente sensato. Y claro, un momento en el que vuelvan a aparecer esos incautos digo, esos fondos.
Y Boom, sigue ?