Australia mantiene una estricta política fronteriza desde el inicio de la pandemia, permitiendo el ingreso a su territorio solamente a sus ciudadanos, residentes y sus familiares inmediatos, y ciudadanos o residentes de Nueva Zelanda, así como excepciones puntuales a quienes tienen una visa.
Esto afectó la demanda de viajes internacionales y había provocado que Qantas decidiera dejar en tierra la mayor parte de su flota de fuselaje ancho al suspender la comercialización de vuelos de largo recorrido hasta al menos marzo de 2021.
Pero la aerolínea ha ido aún más allá en el caso de países considerados «críticos» por su manejo de la pandemia, y anunció que no venderá pasajes desde y hacia destinos en Estados Unidos y el Reino Unido hasta octubre de 2021. Esto también incluye a Santiago de Chile y Johannesburgo.
Por por el momento mantiene a marzo de 2021 como fecha de reinicio de sus vuelos hacia mercados como Nueva Zelanda, Singapur, Hong Kong, Japón, Fiji y Nueva Caledonia, aunque esto dependerá de la evolución de la pandemia.
«Temporalmente hemos dejado de vender algunas de nuestras rutas internacionales como las de Reino Unido y los Estados Unidos hasta finales de octubre de 2021, dada la incertidumbre en esos mercados y las continuas restricciones gubernamentales», señalaron desde Qantas al medio australiano Executive Traveller.
Durante la asamblea general de Qantas que tuvo lugar la semana pasada, el CEO de la empresa, Alan Joyce, había manifestado que «para algunos de nuestros principales destinos como Estados Unidos y el Reino Unido, será necesaria una vacuna dada la alta prevalencia del virus en esos países. Pero cada día estamos más confiados respecto a las oportunidades y el potencial de que una vacuna ayude a reanudar las operaciones potencialmente hacia finales de 2021».
De acuerdo a Executive Traveller, Qantas no ha cancelado sus vuelos hacia Estados Unidos y el Reino Unido, sino simplemente suspendió la venta de pasajes, por lo que las reservas realizadas con anterioridad permanecen vigentes, lo cual le daría a la aerolínea mayor flexibilidad en caso de que los vuelos se reanuden previamente. Eso también evita que los pasajeros reclamen devoluciones, una pesada carga que, en toda su red, representa más USD 1 mil millones para las finanzas de Qantas.