Luego de que aparece en los medios alguna noticia que habla de heridos por turbulencia, comienzan los «temores» de algunos pasajeros.
Esos «temores» parecerían agravarse cuando algunos medios utilizan el sensacionalismo y hablan de «pánico» o «terror» a bordo, y el periodista menciona datos erróneos o escribe sin ser especialista en aviación.
Veamos algunos aspectos sobre este tema en particular.
Podríamos decir que la turbulencia es el movimiento desordenado de un fluido (en este caso, el aire), cuyas moléculas, en lugar de seguir trayectorias paralelas, lo hacen con trayectorias sinuosas y formando torbelinos.
En palabras sencillas, durante la turbulencia, el avión deja de tener un avance «lineal», y sigue una trayectoria sinuosa, que los pasajeros describen como movimientos «hacia arriba, hacia abajo, inclinaciones, golpes secos» (palabras textuales de algunos pasajeros consultados).
Podría clasificarse a la turbulencia con relación a su intensidad como ligera, moderada, severa y extrema.
Comentemos brevemente las características de cada una de ellas.
Turbulencia ligera: es la que provoca suaves y erráticos cambios en la actitud y/o altitud del avión. Es posible que pueda continuarse con el servicio de abordo y no se encuentre mayor dificultad al caminar.
Turbulencia moderada: provoca mayores cambios que la anterior en la actitud y/o altitud del avión, permaneciendo éste bajo control. Con ella existirá dificultad para caminar abordo, los objetos sueltos se desplazarán de lugar y los ocupantes sentirán alguna presión contra los cinturones de seguridad.
Turbulencia severa: produce cambios abruptos en la actitud y/o altitud de la aeronave, la que podría quedar fuera de control durante cortos lapsos de tiempo. Los ocupantes sentirán una fuerte presión contra los cinturones de seguridad y los objetos sueltos podrían ser despedidos de sus lugares.
Turbulencia extrema: la aeronave es violentamente sacudida y prácticamente imposible de controlarla. Se podrían producir daños estructurales.
La turbulencia es difícil de pronosticar, y puede suceder repentinamente en aire claro o al atravesar un área de nubes.
Para el caso de tormentas, las aeronaves cuentan con radar meteorológico que permite a los pilotos evitar las zonas de mayor turbulencia e inclusive evitar todo el área de mal tiempo.
La turbulencia de aire claro (sin nubosidad), a veces puede evitarse conociendo el reporte de otro piloto que voló el área algunos minutos antes, o en base a los modelos meteorológicos específicos que brindan información a los meteorólogos y que éstos a su vez transmiten por distintos medios.
Las principales líneas aéreas cuentan con un departamento de meteorología, donde los meteorólogos suministran la información a los pilotos de esa empresa.
La turbulencia podría resultar incómoda para algunos pasajeros, pero no afecta a la seguridad de la aeronave, ya que los aviones comerciales son sometidos a rigurosas pruebas de resistencia de los materiales con los que son construidos.
Pero si la turbulencia es muy fuerte, podría afectar al equipamiento interno o producir daños a los pasajeros que no estén debidamente sentados y con el cinturón de seguridad abrochado y ajustado.
Esto es lo que ha sucedido en algunos vuelos que experimentaron una fuerte turbulencia.
Algunas veces el comandante del vuelo enciende los carteles de cinturones por prevención, ante pronósticos o reportes.
Por eso, es fundamental que se respete la indicación de abrocharse el cinturón, y también es recomendable permanecer siempre sentados y con el cinturón abrochado, aunque el avión «no se mueva».
Las tripulaciones tienen entrenamiento adecuado para los vuelos en turbulencia y es recomendable que los pasajeros confíen en ellas, sigan sus instrucciones y disfruten del vuelo.
Como dirían algunos colegas durante la turbulencia: «el avión se mueve, pero no se cae».