[Reporte de Vuelo] De Buenos Aires a Seattle con United

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Este reporte llega como el primer elemento del desglose de todo lo que fue la increíble experiencia de ir hasta Seattle invitado por United Airlines para retirar un nuevo 777-300 de la planta de Boeing en Everett, cuyo resumen publiqué hace un par de semanas.

Como se los comenté, en total son varias notas dado que he sacado miles de fotos y grabé varias horas de video.

Pero como hasta el viaje más largo comienza con un paso, vamos con el reporte de los vuelos que me llevaron desde Buenos Aires hasta Seattle, en la otra punta del continente americano.

Buenos Aires

Mi día había arrancado muy temprano. A las 5:00 de la mañana estaba en el aeropuerto de Resistencia esperando para tomar el vuelo que me llevaría hasta el Aeroparque Jorge Newbery. Este vuelo, que sale a las 6:00, normalmente es ideal para quienes queremos aprovechar el día en Buenos Aires, dado que como la aeronave pernocta en Resistencia, muy rara vez sale demorado.

Aeropuerto de Resistencia – 5 AM
Aeropuerto de Resistencia – 5 AM

Si bien el vuelo 818 de United recién salía desde Ezeiza a las 21:15, no quería correr ningún riesgo, así que a las 7:20 aterricé en Aeroparque, desayuné, aproveché para trabajar un rato en el área especial de la planta alta junto al acceso al preembarque, y sobre el mediodía me tomé un Tienda León hasta Ezeiza, a donde llegué cerca de las 14:00.

A esa hora el hall principal de la Terminal A ya estaba desierto luego del rush hour de las europeas, y con el check-in del UA 818 recién abriendo a las 18:20, aproveché la «calma» para sentarme a almorzar disfrutando de la vista (por decirlo de alguna manera, dado que las terminales de Ezeiza están diseñadas de tal manera que es imposible tener una vista hacia la plataforma desde el sector público).

De cualquier manera, la ansiedad hizo que el tiempo se me pase volando. Después de todo, en menos de 24 horas iba a estar en «tierra sagrada», Seattle. Y en 48 horas en tierra aún más sagrada: la planta de Boeing en Everett.

Para las 18:00 el hall estaba repleto.

Así que bajé las escaleras y me dirigí hacia los mostradores de United, en los que ya se había formado una larga fila:

Pero, como pasajero de United Polaris (o bien de categoría Premier en MileagePlus), vamos por los mostradores exclusivos.

Con los tickets en mano, llegó el siempre emocionante momento de pasar al preembarque. Es allí cuando se produce la magia que nos transforma de simples mortales a, bueno, también simples mortales, pero que viajan, y encima en avión, y con United, en Polaris Business, y a SEATTLE!!!!!!

Perdón, perdón, perdí la compostura, pero es que así me sentía por dentro mientras pasaba por el control automático del boarding previo a los puestos de seguridad.

Dentro del área estéril, ahora era momento de ir hasta la puerta 9, dado que frente a ella se encuentra el lounge de Star Alliance, de la cual es miembro United, por lo que como pasajeros de Polaris Business tenemos acceso irrestricto.

Algunas fotos durante el camino:

Y el acceso a la sala VIP de Star Alliance.

Sin ser muy grande, la sala tiene una ambientación moderna y cálida que invita a relajarse en los minutos previos al vuelo.

Eso sí, me tocó experimentarla abarrotada de gente dado que el vuelo de Lufthansa llevaba unas cinco horas de retraso, así que sus pasajeros premium seguían copando la sala.

Así y todo pude disfrutarla sin mayores inconvenientes. El personal reponía constantemente las opciones para comer y beber. Incluso me pegué una ducha antes de embarcar. Después de todo mi viaje había arrancado doce horas antes en Resistencia. Después habrá una nota especial sobre el mismo.

En fin, pasadas las 20:30 me fui hasta la puerta 14 para embarcar en el Boeing 777-200 (matrícula N78008) de United.

Los TCP de United me recibieron muy amablemente y me llevaron hasta mi asiento, el 2A:

Asiento 2A con ropa de cama de Saks Fifth Avenue.
Sistema de entretenimiento de a bordo

Este Boeing 777-200 tiene una configuración con 50 asientos en Polaris Business, 73 en Economy Plus y 145 en Economy.

El layout en Business es 2-2-2. Vale aclarar que, aunque esta clase es comercializada bajo la marca Polaris (e incluye los amenities y ropa de cama de Saks Fifth Avenue), no todas las aeronaves tienen instalada la nueva configuración y los nuevos asientos (como en el caso de la que me tocó).

United está llevando adelante una inversión multimillonaria para reequipar a su flota con la cabina Polaris (los 777-300 que fueron recibiendo de fábrica ya los tienen, así como los que vendrán, tanto de esa familia como los 787-10).

Actualmente hay mas de treinta de aeronaves de fuselaje ancho que ya operan con los asientos de Polaris, pero para el año 2020 toda la flota de larga distancia estará equipada con ellos. La compañía estima que, entre los nuevos aviones que reciben y a los que se está reequipando, cada diez días se suma a la flota un avión con la oferta completa de Polaris.

En lo que respecta a la Argentina, dado que paulatinamente se van incorporando más 777-200 reconvertidos y que éstos, según me informaron, van rotando por toda la red, por el momento es una cuestión de suerte experimentar los asientos Polaris en la ruta Buenos Aires – Houston, pero a medida que nos acerquemos al 2020 las chances aumentan cada vez más, así que a no desesperarse (otro tema son los 767-400 que operan Buenos Aires – Newark, cuya reconversión todavía resta confirmarse).

Como verán en la nota del 777-300ER, los nuevos asientos de Polaris son un gran avance en relación a los actuales, más aún considerando que con ese layout todos los lugares tienen acceso directo al pasillo.

En fin, para las 21:25 estábamos despegando desde el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, es decir, a horario.

Cerca de las 22:00 empezó el servicio a bordo con un mix de frutos secos:

Luego pasamos a la entrada: salmón marinado con hierbas e hinojos y alcaparras, acompañado por una ensalada de lechugas mixtas, palmitos,tomate, naranja, queso de cabra y semillas de calabaza.

De las cinco opciones de plato principal elegí el salmón a la parrilla con salsa de manteca con alcaparras y limón, acompañado de polenta con Parmesano y ratatouille de alcaucil.

Como postre, sundae con cobertura de chocolate.

Todo muy bien servido por el TCP asignado a mi fila, un señor amable con años en la empresa.

Ya con el apetito más que satisfecho, un pequeño repaso a los elementos de a bordo:

El amenity kit de Polaris Business:

Las revistas de a bordo:

La cartilla de seguridad del 777-200:

El control de posición del asiento, que se reclina en 180°:

Y una rápida vista de la cabina antes de que se apaguen las luces:

A las 6:13 hora de Argentina, o bien las 4:13 en Houston, faltando una hora para el aterrizaje, se sirvió el desayuno.

Fiel a mi dieta elegí el omelette acompañado por una salchicha, una medialuna y una selección de frutas.

Para las 5:01 hora local sobrevolábamos territorio estadounidense, y ya iniciábamos el descenso hacia el George Bush Intercontinental Airport de Houston.

Todavía era de noche, así que se dificultó la toma de fotografías (más abajo está el video de la aproximación), pero igual pude captar este clásico suburbio estadounidense con sus calles irregulares.

Hasta que a las 7:24 tocamos suelo estadounidense, y tras un corto (para ser Houston) carreteo, llegamos a nuestra posición.

Al descender sí tocó una caminata bastante larga hasta los puestos de migraciones (vino bien para estirar las piernas), en donde nos recibían con esta enorme bandera:

Todo el proceso duró alrededor de 20 minutos, por lo que cuando llegué al sector de recogida de equipajes, éste ya me estaba esperando.

Para las 6:15 me encontraba en el área pública de la terminal C. Como la conexión hacia Seattle salía a las 7:45, volví rápidamente al preembarque.

De nuevo aprovechando el acceso preferencial.

La puerta asignada era la C37.

No había tiempo para bacon con salsa picante y un bloody mary mañanero, pero me tentó.

United manda en Houston; herencia de su fusión con Continental.

A las 7:04 gran parte del pasaje estaba listo para embarcar en el vuelo UA1829 hacia Seattle/Tacoma.

El Boeing 737-900 (N32404) que nos llevaría hasta el otro extremo de los Estados Unidos. Tiene una configuración de 20 asientos en First y 159 en Economy.

A las 7:15 empezamos a embarcar los pasajeros de First. El avión cuenta con internet Wi-Fi y tv en vivo.

Mi asiento asignado fue el 2A, misma numeración que en el tramo Buenos Aires – Houston.

Cabina de United First.

Antes de partir, la TCP, una texana de unos cincuenta años que realmente no podía ser más amable, ofreció una bebida de cortesía. Sólo jugo de naranja para mí esta vez.

El servicio de TV en vivo funcionaba desde el embarque y durante todo el largo rodaje, y sólo fue interrumpido por el video de seguridad.

Alrededor de las 7:40 iniciamos el push back y rodaje. Pleno morning rush, así que estuvimos unos cuantos minutos esperando nuestro turno de despegue. Mientras tanto, yo deleitándome con toda la variedad de United, como este «exótico» (para nosotros, y hasta que LASA opere), Embraer ERJ-145.

A las 8:04 despegamos, y el viraje hacia el noroeste me regaló esta vista increíble de todo el aeropuerto.

No pasaron más de 40 minutos y los TCP arrancaron con el desayuno. Un riquísimo tartín de verduras acompañado por unas frutas y un yogurt griego.

La safety card del 737-900:

La revista de a bordo:

A las 10 de la mañana estábamos sobrevolando las famosas Rocky Mountains, unos kilómetros al norte de Aspen, Colorado.

Mientras tanto las TCP chequeaban con bastante frecuencia que estemos bien y nos preguntaban si queríamos algo para tomar.

Lake Cascade, Idaho
Algún lugar al sur de Idaho.

Entre paisajes increíbles (les recomiendo el video) y la TV en vivo, el vuelo de cuatro horas pasó rapidísimo, por lo que a las 11:53, de repente, el monte Rainier apareció ante nosotros, emergiendo de una densa capa de nubes. Sin palabras.

Monte Rainier a la vista significaba que Seattle estaba cerca…..¡y ya se sentía el olor a los Boeing recién salidos del horno!

En la aproximación a Seattle, y camuflado entre las nubes…..¡la planta de Boeing en Renton! Lugar de donde salen los 737.

Unos minutos después…..BOEING FIELD! Donde todo comenzó…

Y las piernas me temblaban cada vez más al darme cuenta de que estaba a segundos de escuchar por el altavoz «Ladies and gentlemen welcome to Seattle/Tacoma Airport».

A las 12:13, hora de Houston, y 10:13 hora local, el 737-900 aterrizó suavemente por la cabecera 16R. Cómo extrañé la odiosa costumbre argentina de aplaudir a los pilotos. La alegría que yo tenía me empujaba a querer aplaudir, pararme, darles un abrazo, tirarme del avión y besar la tierra. No lo hice. Por eso estoy pudiendo escribir este reporte.

¿VOS me agradecés a MÍ, United? ¿Me estás cargando? ¡Infinitamente gracias a vos!

Y fue así como para las 10:44 hora local, luego de desembarcar y recibir mi equipaje, ya estaba en Seattle listo para vivir dos días inolvidables.

Salí de la terminal y tomé, por 3 dólares, el tren que te deja en el centro de Seattle en unos 40 minutos.

En la siguiente nota vamos a revivir cómo fue la ceremonia de entrega de un nuevo Boeing 777-300ER en el Museum of Flight.

¡Estén atentos!

Este es el reporte completo en video:

9 COMENTARIOS

  1. United va a tener que ponerse las pilas con la implementación de Polaris. Como dices es notable como se viaja con un asiento u otro. La privacidad, la comodidad, el no tener que saltar sobre tu acompañante cuando te toca ventanilla y quieres ir al baño.

    Me gusta la aerolínea, así que espero que terminen cuanto antes.

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