La noticia puede parecer mínima, sin importancia, irrelevante en el contexto del mercado aerocomercial argentino, pero sin embargo es un símbolo de cómo se ha desarrollado el mismo durante los últimos años, todo lo que todavía puede explotarse y, lo más importante, todo lo que se genera alrededor de él.
A mediados de julio se inauguró en el Aeropuerto Internacional Resistencia, que sirve a la capital de la provincia del Chaco, un nuevo local comercial, ubicado en diagonal a los mostradores 1 a 3 de check in.
Como pueden ver por el cartel y en la siguiente foto, el local tiene un nombre bastante apropiado y básicamente pertenece al rubro «regalería», por lo que hay de todo un poco para aquel viajero que necesite comprar algo a último momento para quedar bien con alguien.
O no, porque según me comentó la dueña, con quien crucé unas palabras ante de tomar mi vuelo y estaba contenta con la performance de ventas, mucho de su público consiste en el mismo personal que trabaja en el aeropuerto. Como están lejos del centro, con un local así han podido salvarse varias relaciones gracias a volver del trabajo con el regalo «adecuado» :P.
Lo histórico es que, por primera vez desde que tengo uso de memoria, hay otro local comercial en el aeropuerto de Resistencia además del tradicional kiosco y el restaurante.
O bien los «stands» que ofrecen embalar los equipajes:
Y las empresas de alquiler de automóviles, de las cuales se han sumado más en los últimos años:
Si hay cada vez más locales es porque cada vez hay más pasajeros y, lo que es mejor aún, quienes deciden invertir unos pesos en establecerse dentro del aeropuerto lo hacen porque piensan que todavía habrá mucha más gente volando.
Miren como, con altibajos, el tráfico de pasajeros en el aeropuerto de Resistencia se ha duplicado en los últimos 10 años, rompiendo desde 2014 sus propios récords.
Los picos de 2009 y 2015 corresponden a haber absorbido tráfico del aeropuerto de Corrientes cuando éste cerró por obras, por eso el bajón en 2016. Pero sin embargo en los primeros nueve meses de 2017 ya ha movido más tráfico que todo el año pasado, cuando todavía quedan tres meses bastante transitados.
Y así, con cada nuevo vuelo, con cada nueva aerolínea, el efecto multiplicador del transporte aéreo replica en diferentes áreas del aeropuerto y, por consiguiente, en la comunidad que sirve.
Los principales proyectos de nuevas líneas aéreas presentados en las últimas audiencias públicas, como Norwegian, Flybondi y Avianca, plantearon incorporar a Resistencia como destino. Claro que todavía queda mucho por recorrer hasta que se concreten.
Aunque son datos del 2013, por lo que ya quedaron algo desactualizados, el Estudio de Impacto Económico que había realizado el ORSNA ese año determinó que por cada millón de pasajeros el aeropuerto de Resistencia generaba 2.084 empleos directos. Eso quiere decir que, a modo de ejemplo, si llega una aerolínea a ofrecer un vuelo diario en aeronaves de 170 plazas, y tenga una ocupación promedio del 75%, se podrían generar hasta 190 empleos directos. Desde ya esto es una simplificación, dado que hay muchos sectores que mejoran su productividad sin tomar más empleados, pero sirve para graficar cómo la aviación comercial puede ser una gran generadora de puestos de trabajo. Y ni hablar si pasamos a los empleos indirectos, inducidos y catalíticos. Allí las cifras se multiplican por cuatro.