En el contexto de una entrevista emitida por Radio El Mundo la semana pasada, en la cual se repitieron por enésima vez algunas verdades, algunas mentiras y algunas exageraciones en relación a las aerolíneas low cost y el mercado aerocomercial argentino, el Secretario General de Pilotos de Líneas Aéreas, Pablo Biro, se despachó con esta bastante desafortunada expresión: «Si son los pilotos que egresan de un aeroclub a los que él (por Guillermo Dietrich, ministro de Transporte) le quiere dar la expansión, va a haber lluvia de cadáveres, no lluvia de currículums, ni revolución de los aviones, va a ser la revolución de los muertos«.
Obviamente todos los medios generalistas se prendieron del título «lluvia de cadáveres» para arengar el tema (nunca los escuché referirse así al alud de cadáveres que generan los micros de larga distancia todos los años).
Ante lo que consideraron un ataque directo al corazón de su institución (y muy justificado), la Federación Argentina de Aeroclubes emitió ayer un comunicado contestando a Pablo Biro, el cual reproduzco a continuación:
1) Las escuelas de vuelo de los Aeroclubes, (más de 200 reconocidos oficialmente) forman pilotos a lo largo y ancho del país desde hace 70 años en promedio.
2) Los programas que deben cumplimentar los alumnos hasta la obtención de su licencia de Piloto Privado de Avión, son los establecidos por la autoridad aeronáutica argentina, es decir ANAC.
3) Los inspectores de vuelo que le toman los exámenes finales a nuestros alumnos no sólo pertenecen a la ANAC, sino que también son afiliados a APLA, por lo tanto, entendemos que las afirmaciones vertidas desde su gremio no guardan la debida consideración respecto de la capacidad de sus propios afiliados.
4) Es de suponer que los señores Comandantes que están al frente de APLA, no fueron siempre Comandantes de un avión de línea, sino que han realizado una carrera profesional en etapas, cumpliendo todos y cada uno de los procesos de aprendizajes, tal cual lo hacen nuestros alumnos. Los señores que están al frente de APLA, deben haber volado aeronaves de diverso porte como suelen hacerlo los pilotos de línea en todo el mundo antes de llegar a ese nivel profesional.
5) Nos preguntamos cual fue la formación de los señores que están al frente de APLA. Se formaron en la actividad civil o militar..? Si fue civil, sus dichos hablan muy mal del lugar adonde se formaron y es seguro que no lo hicieron en un Aeroclub, ya que en nuestras Instituciones, cultivamos la camaradería, la superación personal, y el logro de los objetivos en base a sacrificio. Mucho sacrificio. Ahora si se formaron en ámbito militar, pierde sentido tal afirmación ya que su carrera fue financiada con los impuestos de todos los Argentinos y seguramente cuando ingresaron a la línea, lo hicieron aprovechando que no tuvieron que poner un sólo peso de su bolsillo; una gran diferencia con nuestros alumnos civiles que han debido ahorrar y sacrificarse para cumplir con todas las licencias necesarias hasta alcanzar un puesto en una línea aérea.
6) FADA opera en las más estrictas normas que la Autoridad Aeronáutica, ANAC establece para nuestro Territorio, ajustándonos en un todo de acuerdo a la RAAC 61 y más recientemente certificando a los Aeroclubes con la RAAC 141, proceso que está en marcha desde el 2012 y estamos cumpliendo satisfactoriamente.
7) Entendemos la situación de la dirigencia gremial, y va de suyo que es su obligación defender los derechos de los trabajadores, pero otra cosa muy distinta es denostar a los cientos de Pilotos que hoy ocupan un lugar de privilegio en la cabina de un Avión de línea y que pasaron por nuestras instituciones. Atentamente. Comité Ejecutivo de la Federación Argentina de Aeroclubes, FADA.
Estimo que Pablo Biro o bien APLA no tardarán en dar una respuesta formal a este comunicado de una institución tan importante como la FADA.
La realidad indica que, a medida que avance el proceso de desembarco de nuevas compañías y nuevos modelos de negocio aerocomercial en nuestro país, deberemos ir acostumbrándonos a la intensificación del discurso (y las medidas) de algunos dirigentes gremiales aeronáuticos ligados a compañías aéreas locales. Hay mucho en juego, y es hasta entendible que tomen cierta posición, pero si todo el mundo ha ido en determinada dirección en las últimas décadas, con resultados muy buenos para la industria, va a ser cada vez más difícil que puedan justificarla ante una opinión pública que quiere volar más y a menor precio.