La última semana de abril de 2017 no fue la mejor para las relaciones comerciales entre Canadá y Estados Unidos. A la tensión que se generó por la decisión Estadounidense de gravar con un 20% adicional el ingreso de madera Canadiense a su mercado interno, se le sumó una solicitud de Boeing al Departamento de Comercio Norteamericano para que investigue a Bombardier, por el descuento en el precio al que ofreció el CSeries a Delta, factor que hizo que la compañía basada en Montreal ganara el contrato por 75 órdenes firmes y 50 opciones.
Boeing acusa a Bombardier de ofrecer un precio «absurdamente bajo» por los C-100, amparados en una política de subsidios del estado Canadiense. El gigante de Renton dice en su presentación que «impulsados por subsidios masivos, ilegales y que crean demanda irreal, Bombardier se embarcó en una campaña agresiva para vender sus aviones CSeries en Estados unidos.»
Agrega en el documento que «determinada a ganar un contrato clave con Delta Airlines tras haber perdido una compulsa para equipar a United Airlines, ofreció sus aviones a un ridículo precio de USD 19.6 millones, muy por debajo del costo de producción, estimado en USD 33.2 millones por aparato.»
Cabe destacar que cuando se anunció la firma del contrato, en abril de 2016, se indicó que el precio total del mismo era de USD 5600 millones, basados en el precio de lista estimado de 71.8 millones. Boeing ofreció para esta misma puja al 737-700 con un precio de lista de 83.4 millones y al 737 MAX 7, valuado en 92.2 millones. En contratos de 50 o más aviones, son típicos los descuentos sobre el precio de lista, cercanos al 40 o 50%.
Boeing aprovechó el momento y también apuntó a Airbus, con quien mantiene una disputa ante la Organización Mundial de Comercio, bajo los mismos argumentos: subsidios gubernamentales. «Es como si Bombardier hubiese leído el libro de estrategias de venta de Airbus», al intentar captar mercado interno Estadounidense con precios imposibles de replicar.
Cierra la demanda diciendo que el programa CSeries no existiría sin cientos de millones de dólares del gobierno central Canadiense ni los 1000 millones que inyectó el gobierno provincial de Quebec, así como una inversión de USD 2500 millones del fondo de pensiones de Quebec en 2015.
James Rockas, vocero del Departamento de Comercio Estadounidense dijo que se le daría «una revisión exhaustiva» a la demanda de Boeing, y que cualquier otro comentario «sería prematuro». El Secretario de Comercio Wilbur Ross se mostró muy activo en las últimas semanas para proteger a la industria del acero y el aluminio, iniciando investigaciones que podrían derivar en restricciones a la importación. Una investigación similar podría generar que Bombardier deba descontar el impacto de los subsidios o de los costos que se encuentran debajo de la línea de mercado.
La Respuesta Canadiense
En un comunicado, el gobierno de Canadá se opuso a las acusaciones de Boeing y recordó que el programa CSeries tiene varios proveedores en Estados Unidos, incluyendo sus motores, y que genera miles de empleos en USA.
«El gobierno de Canadá montará una defensa vigorosa contra estas acusaciones y respaldará a la industria aeroespacial a ambos lados de la frontera», dijo la titular del Ministerio de Economía de Quebec, Dominique Anglade. «Defenderemos con firmeza la alianza comercial que forjamos con Bombardier», agregó.
Mediante una nota de prensa, el CEO de Bombardier Alain Bellemare concedió que la estrategia de precios había sido «agresiva» con la intención de ganar el contrato. Pero agregó que la compañía estructura sus ofertas de acuerdo a las leyes que regulan la actividad en las jurisdicciones donde opera. Algunas fuentes ubican el precio ofrecido en unos 25-28 millones por aparato, cerca de dos tercios del precio de lista.
La demanda de Boeing será evaluada también por la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos, un organismo independiente que revisará cualquier decisión del Departamento de Comercio.
Ya que estaba, Embraer también se quejó de la ayuda gubernamental a Bombardier. El gobierno Brasileño también inició «consultas» con la OMC en nombre de Embraer, que se quejó repetidamente de un paquete de ayuda que el gobierno de Ottawa le otorgó a la compañía en el pasado.