La organización no gubernamental Aviation Safety Network publicó ayer su informe preliminar de estadísticas sobre accidentes aéreos que involucraron a aeronaves comerciales en 2016, el cual dio como resultado que este año ocurrieron 19 hechos que provocaron un total de 325 muertos.
Esto, de acuerdo a la organización, significa que a pesar de varios accidentes que tuvieron mucho eco en la opinión pública, el año 2016 ha sido el segundo año más seguro de la historia, tanto en el número de accidentes fatales como en la cantidad de fallecidos. El año con menor cantidad de accidentes fue 2015, cuando ASN registró 16 de ellos, mientras que 2013 fue el año con menos muertos, totalizando 265.
11 de los accidentes involucraron a vuelos de pasajeros, lo cual permitió que ASN establezca que, dado que anualmente se registran 35.000.000 de vuelos, la tasa sea de un accidente fatal cada 3.200.000 vuelos.
De acuerdo al presidente de ASN, Harro Ranter, el bajo número de accidentes no es una sorpresa: «Desde 1997 el número promedio de accidentes ha demostrado una fuerte y persistente declinación, en gran parte debido al trabajo realizado por organizaciones aeronáuticas internacionales como la OACI, IATA, Flight Safety Foundation y la industria de la aviación».
ASN comenta que entre esos accidentes registrados, dos de ellos muy probablemente sean a causa del terrorismo. Aunque las investigaciones todavía están en marcha, las autoridades egipcias informaron que encontraron rastros de explosivos entre los restos del A320 de EgyptAir que se estrelló en el mar Mediterráneo en mayo. Así también en febrero un pasajero murió al detonar una bomba en la cabina de un A320 que acababa de despegar de Mogadishu, Somalia.
El reporte preliminar indica que el peor accidente tuvo lugar el 28 de noviembre al estrellarse el Avro RJ85 de Lamia cerca de Medellín, Colombia, en el cual fallecieron 71 personas.
La ASN aclara en su comunicado que sus estadísticas se basan en accidentes fatales que involucran a aeronaves civiles con una capacidad mínima de 14 pasajeros, razón por la cual no se incluye el accidente del Tu-154 de las Fuerza Aérea de Rusia.
El promedio de los últimos cinco años muestra una fuerte tendencia en la reducción de los accidentes que ocurren durante las fases de aproximación y aterrizaje, la cual se encuentra en el punto más bajo de los últimos 45 años. Durante los últimos 5 años, sólo uno de cada tres accidentes tuvieron lugar en esas fases.
Por otro lado, comentan desde la ASN, las fases de crucero y descenso han tenido un incremento hasta llegar al 45% de todos los accidentes de los últimos 5 años, el número más alto en 50 años.
Pero ¿y las low cost? ¿y la desregulación? ¿y el fin del mundo conocido?
En los últimos días, ante la llegada de la audiencia pública en la cual se autorizarían nuevos operadores y nuevas rutas regulares en el cabotaje argentino, algunos medios de comunicación de cierta alineación política y no pocas personas del ambiente aeronáutico empezaron una fuerte campaña alegando que la llegada de las low cost y la desregulación del mercado ha venido atentando contra la seguridad aérea a nivel mundial, y que lo mismo se podría replicar en Argentina.
Al demostrar las estadísticas que la aviación comercial se ha vuelto cada vez más segura, aún en mercados que tienen un gran nivel de apertura, uno no puede sentir cuando menos vergüenza ajena al leer ese tipo de declaraciones, o incluso bronca cuando las mismas provienen de personas que uno sabe que tienen mucho conocimiento de la industria, por lo que es obvio que detrás de sus palabras se esconde una clara intencionalidad sectorial, causando en el camino que mucha gente ajena a la aviación termine desconfiando de la misma.
Que una compañía sea low cost no es determinante para sus niveles de seguridad. Aerolíneas como Ryanair, easyJet, Spirit o JetBlue no han tenido grandes accidentes que hayan causado muertos, a pesar de transportar decenas de millones de pasajeros al año.
Podrán decir, «y bueno, pero estamos en Argentina…»….y les respondo, sí, estamos en Argentina, pero si vamos a desconfiar de una low cost nacional (aún cuando sólo Flybondi y Alas del Sur tengan intenciones de operar bajo esa modalidad, no Andes, ni American Jet ni Avianca Argentina), desconfiemos directamente de todo, porque finalmente recae en las autoridades aeronáuticas controlar que las empresas se ajusten a las regulaciones. Y ya estoy preparando una nota dirigiéndome hacia ellas, o al menos hacia algunos pocos integrantes de ellas.
[…] aerolíneas pasaron de mover 842 millones de pasajeros en 1986 a 3.700 millones en 2016. Encima, con cada vez menos accidentes. Y empleando muchísima […]